Uno de los pilotos del avión solar que intenta dar la vuelta al mundo dijo el domingo que está ansioso y emocionado por pilotar la aeronave en solitario desde China a Hawai en la etapa más larga de su travesía alrededor de la Tierra sin emplear una gota de combustible.
André Borschberg, de 62 años, tiene previsto sobrevolar el océano Pacífico durante cinco días y cinco noches en un avión que tiene más de 17.000 células solares en sus alas para impulsar su motores y recargar las baterías para los vuelos nocturnos.
El Solar Impulse 2 partía de Abu Dabi en marzo y ha realizado escalas en Omán, India y Mianmar. Borschberg y el otro piloto suizo, Bertrand Piccard, se turnan para comandar el avión con capacidad para solo una persona durante los cinco meses que durará un viaje con el que pretenden promover el uso de la energía renovable.
El vuelo de 8.175 kilómetros (5.079 millas) entre Nanjing, en el este de China, y Hawai — que podría despegar el jueves, en función del clima — es el séptimo de un total de 12. Ningunas de las etapas previas duró más de 20 horas — frente a las 120 horas de vuelo estimadas hasta Hawai.
«Es el más difícil, sí, en el sentido de que nunca sobrevolamos océanos», dijo Borschberg en una entrevista telefónica desde Nanjing.
«Por supuesto hay dudas con el tipo de avión que tenemos, si es capaz de volar solo con este tipo de energía, y luego está también el reto desde el punto de vista del piloto (…) si puedo estar alerta durante la etapa y ser capaz de pilotar este avión, si puedo mantener la energía al nivel adecuado, si puedo mantener el ánimo y la actitud para llevar este avión a Hawai».
La aeronave subirá a la altura del monte Everest, casi 9.000 metros (29.500 pies), durante el día para captar más luz del sol, recargar las baterías y almacenar más energía. Durante la noche volará más bajo, a un mínimo de 1.000 metros (3.000 pies). El piloto experimentará temperaturas que irán desde 35 grados Celsius (95 Fahrenheit) en la mañana a menos 20 Celsius (menos 4 Fahrenheit) a primera hora de la tarde mientras el avión sigue volando alto.
«Es verano e invierno cada día dentro de la cabina», dijo Borschberg, empresario de profesión pero que pilotó aviones militares durante 25 años como reserva en el ejército suizo.
Tiene previsto tomar descansos de 20 minutos hasta ocho veces al día, pero no sabe si el clima o las turbulencias le dejarán seguir su plan. Borschberg señaló que el jet tiene un «copiloto virtual» que es una herramienta de estabilización. Si ocurre algún imprevisto en el aparato, sonará una alarma para despertarlo.