Cada uno de nosotros tenemos conocimiento sobre el cambios climático que ha traído consigo la contaminación y el impacto del aumento de las emisiones de carbón que el uso industrial, comercial e industrial han generado. Muchas industrias ya están actuando para reducirlo, ¿pero qué cambios se pueden hacer desde la industria de la aviación?
Y no están tan despreocupados como podría pensarse. Esta industria a nivel mundial, ha mostrado inquietud real por su contribución a los gases efecto invernadero (GEI) con el uso de sus combustibles, y para ello, se ha dado a la tarea de combatir el cambio climático a través de varias estrategias, una de ellas es la referente a los combustibles alternativos, es decir, biocombustibles.
De esta forma, la numerosa cantidad de aviones comerciales que diariamente circulan en los cielos además de ayudar a millones de personas a que lleguen a distintos puntos del mundo, al mismo tiempo, tengan un impacto ecológico utilizando un combustible menos dañino para el planeta.
¿Y qué es un biocombustible?
Un biocarburante o biocombustible es una mezcla de hidrocarburos que se utiliza como combustible o fuente de energía en los motores de combustión interna y que deriva de la biomasa, materia orgánica originada en un proceso biológico, espontáneo o provocado. Éstos pueden ser combinados con combustibles fósiles para ser utilizados. Los biocarburantes más usados y desarrollados son el bioetanol y el biodiésel.
Actualmente, los biocombustibles son una alternativa muy llamativa para el combustible utilizado en los motores de los aviones, ya que no requiere de modificaciones y puede ser mezclado con el keroseno y utilizado con la actual generación de motores consiguiendo aviones que vuelan más limpio y ayudan, a su vez, al medioambiente.
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La primera generación de los biocombustibles se producía de plantas que generaban etanol, pero esta primera generación no podía ser utilizada en la aviación al no tener las características y seguridad necesaria para su aplicación en los modernos motores de la aviación.
La segunda generación, ya no utiliza recursos alimenticios. Ejemplo de ello es Airbus de Australia que ya está estudiando la posibilidad de transformar el eucalipto por medio un proceso de pirólisis en combustible alternativo para la aviación civil, ya que por medio de procesos químicos y de transformación producen combustibles de alta calidad aptos para su uso en este medio. También, estudian opciones como algas, madera, camelina, plantas halófilas como la salicornia (plantas que crecen en el mar), residuos y levadura.
La expansión de los biocombustibles inicialmente se vivió con un gran entusiasmo por varios sectores, que vieron en ellos una solución a la contaminación y la dependencia energética del petróleo y a su agotamiento. Por ello, en SADI aplaudimos el esfuerzo de cada uno de los que realizan este tipo de iniciativas, ya que estamos en total acuerdo en que este combustible sea mayormente aplicado para su consumo pues además de beneficiar al medio ambiente, beneficiará a agricultores y productores de materia prima, a la industria de la extracción de aceite, de refinación y de transporte, líneas aéreas y demás áreas de investigación.
Seamos seres de conciencia que al igual que con nuestro trabajo, estemos comprometidos con el mundo.
Tomado de: SADI