Reducir el costo de los vuelos espaciales es una prioridad para la industria. SpaceX sorprendió al mundo entero con el éxito de sus cohetes reutilizables (que por supuesto necesitan docenas de pruebas extra), pero también existe el concepto de «avión espacial», o mejor dicho, un híbrido entre avión y cohete con capacidad orbital. Es probable que algunos de nuestros lectores hayan oído hablar sobre el proyecto británico Skylon, sin embargo, ahora es China quien se suma al desarrollo de un avión espacial. La información es escasa, y no estaría listo antes de 2030, aunque un poco de competencia no suena mal…
En febrero pasado hablamos sobre la VSS Unity, nueva nave espacial desarrollada por Virgin Galactic para su programa comercial de turismo espacial. Después de varias demoras y el trágico accidente que se cobró la vida de un piloto, el proyecto no sólo sigue vivo, sino que contribuye al «efecto contagio» observado en la industria espacial. Blue Origin y SpaceX avanzan con sus cohetes reutilizables, recurso fundamental que permitirá colocar material en órbita a un costo más bajo. ¿Y qué tal si en vez de un cohete fuera un avión? Tal vez nuestros lectores piensen en el Transbordador Espacial, pero ese vehículo necesitaba dos boosters y un tanque gigantesco de combustible. Cuando hablamos de un «avión espacial», la idea es un avión que funcione como tal durante su primera fase de vuelo, y en la segunda fase desarrolle la velocidad suficiente para alcanzar una inserción orbital estable. En eso estaría trabajando la «China Aerospace Science and Technology Corporation», contratista principal del programa espacial chino.
El proyecto apenas dio sus primeros pasos, pero la clave para una nave de estas características es la creación de un motor híbrido que combine múltiples modos. La primera fase es el despegue horizontal con los motores en «modo turbofan», tal y como lo vemos en cualquier avión comercial hoy. Una vez en el aire, el motor cambia a «modo ramjet» o «estatorreactor subsónico», y cuando alcanza la velocidad ideal, ingresa en«modo scramjet» supersónico. El último «empujón» por así decirlo, quedaría a cargo de «motores cohete». De acuerdo a Zhang Yong, uno de los ingenieros que trabaja en CASTC, desarrollar esta tecnología le tomará a China «entre tres y cinco años», y el diseño definitivo llegaría en el año 2030.
Los plazos de tiempo son muy ambiciosos, tal vez demasiado, pero China ya tiene parte de la infraestructura necesaria (su túnel de viento hipersónico JF-12 es un buen ejemplo). El desafío es gigantesco, sin embargo, el proyecto chino no estará solo. El programa Skylon del Reino Unido también apunta a pruebas no tripuladas en el año 2025, y debo decir que la teoría detrás de sus motores SABRE es impresionante. Turismo espacial, aplicaciones militares, y hasta la propia industria de la aviación comercial quedarían de cabeza si ambos proyectos logran completarse. Estaremos esperando.
Fuente: Neoteo