La mayoría de las personas experimentó ciertos niveles de incomodidad en un avión. También hay otros factores de estrés, los retrasos en el vuelo, los controles de seguridad, el ruido y las vibraciones a bordo, los cambios de temperatura, la falta de espacio y el jet-lag que afectan la experiencia.
Hay formas de hacer que el viaje mucho más llevadero. En principio, lo primordial es reducir las fuentes de estrés planeando los traslados con suficiente tiempo. Rob Bor, psicólogo clínico en el Hospital Royal Free de Londres, aconseja preparase con tiempo para el viaje.
Para disminuir el estrés es aconsejable elegir bien el asiento. La plataforma digital Seat Guru de Trip Advisor, indica que hay que descartar los que estén muy cerca del baño o los que no puedan reclinarse, por ejemplo. Escoger estar al lado de la ventanilla también puede ser de gran ayuda, ya que no se sentirá el murmullo de los demás tripulantes, carritos de comida y las preguntas de la tripulación. Además, según los expertos, cerca de las alas del avión no se notan tanto las turbulencias.
Es importante tener en cuenta también la actividad física que implica tomar un vuelo. Llevar más equipaje del que se pueda manejar añade presión y malestar al viaje, explica Richard Dawood, médico especialista en el Centro de Medicina del Viajero (Travel Medicine) de la Clínica Fleet Street de Londres.
Por otra parte, ayunar antes de un vuelo de larga distancia hará el jet-lag más llevadero. Investigadores de Harvard dicen que no comer nada unas 16 horas antes de subir al avión puede ayudar a los viajeros a ajustarse más fácilmente a la nueva zona horaria.
Una vez a bordo, se debe elegir comida saludable, ligera y fácil de digerir, como fruta o ensalada. En lo que respecta a líquidos, no hay límites. Incluso aunque haya que molestar a otros pasajeros para ir al baño.
Llevar ropa suelta y muchas capas para sobrellevar las temperaturas cambiantes de los vuelos largos, es también un buen consejo.
Para los que deseen conciliar el sueño, los auriculares con cancelación activa del ruido son una manera agradable de bloquear el ruido de los motores y otras distracciones. Los ruidos de cabina son más intensos que aquellos a los que normalmente estamos acostumbrados y llegan a superar los 80 decibelios en el despegue y en el aterrizaje.
El avión es uno de los lugares menos plácidos para descansar, y es que la comodidad es lo primordial para quedarse dormido.
Lo que se puede hacer es tener siempre un antifaz en el bolso de mano, así se podrá bloquear la luz si el del asiento de al lado es un lector voraz y no puede apagarla.
Fuente: ElPatagonico