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– La aproximación final al aeropuerto fue bastante inusual, debido a que todo estaba teñido de un tono rojizo o naranja y la visibilidad era realmente escasa. A pesar de que un avión posee uno de los mejores filtros de partículas del mundo, el filtro HEPA, este no conseguía filtrar del todo el olor a quemado que provenía del exterior. Los controladores de los aeropuertos afectados han tenido que extremar aún más las precauciones y aumentar las distancias de seguridad entre las aeronaves.
«Volando en el infierno» fue la frase que dijo uno de los pilotos que había aterrizado en el aeropuerto internacional de San Francisco los días pasados.
Los servicios meteorológicos de los aeropuertos han estado monitorizando, no solo la previsión meteorológica, sino también las nubes de cenizas que provienen de los incendios más grandes que la costa oeste americana haya visto en mucho tiempo.
La primera línea de las voraces llamas se extiende desde las afueras de Portland, en Oregón, hasta Los Ángeles. Más de 2 millones de hectáreas han sido pasto de las llamas y los medios terrestres y aéreos no pueden controlar la situación, a pesar de que llevan trabajando desde hace varias semanas, desde el helicóptero más pequeño al B747 tanquero.
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Articulo: Raúl Viorel M.
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