La búsqueda marítima del avión Boeing 777 de Malaysia Airlines desparecido desde el pasado 8 de marzo se ha reactivado este lunes, pasados más de seis meses desde que la aeronave desapareció de los radares de Malasia, según ha informado el diario «The Australian».
La búsqueda ha estado suspendida durante cuatro meses con el objetivo de poder trazar un mapa del lecho marino en la zona de rastreo, situada a unos 1.800 kilómetros al oeste de Australia. Esta zona de 60.000 kilómetros cuadrados de extensión está situada en el conocido como «Séptimo arco», un estrecho del océano en el que los investigadores creen que la aeronave se quedó sin combustible y se estrelló.
Ahora el buque ‘GO Phoenix’ será el primero de los tres que pasará hasta un año buscando los restos del vuelo MH370 en el fondo marítimo de una zona situada frente a la costa occidental de Australia. El buque tiene previsto pasar doce días buscando en el lecho marítimo, antes de dirigirse a la costa para repostar.
Durante las preparaciones para la misión de búsqueda, los barcos han estudiado decenas de miles de kilómetros cuadrados del lecho marino en el que se cree que se encuentra el avión, con lo que se ha reducido la zona de búsqueda inicial a una superficie de unos 60.000 kilómetros cuadrados. La Oficina de Seguridad en el Transporte de Australia (agencia que encabeza la expedición) ya ha señalado que «no se pueden minimizar las complejidades que rodean a la búsqueda».
De momento, la oficina ha informado del descubrimiento de volcanes distintos, macizos inmensos y fosas cavernosas al estudiar el terreno submarino con un avanzado equipo, paso necesario ya que la profundidad y la orografía del lecho marino se desconocían en gran medida hasta que se puso en marcha la misión de búsqueda. De ahí la grandes dificultades que se están dando para dar con el avión puesto que, tal y como ha explicado Lisa Levin, profesora e investigadora del Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California en San Diego, a la cadena CNN, «el océano profundo (que para los científicos es el océano a más de 200 metros de profundidad) compone el 90% del volumen habitable del planeta y sabemos más acerca de la Luna que del lecho marino».
Necesidad de estudio
«Hemos visto muy poco, hemos explorado y tomado muestras de una proporción muy pequeña del lecho marino», ha manifestado Levin. «La búsqueda de este avión es un buen ejemplo de ello». «Sólo hemos visto menos del 1% del lecho marino», apunta esta profesora.
Por su parte, Jules Jaffe, oceanógrafo del Instituto Scripps de Oceanografía, ha manifestado a la misma cadena estadounidense que una de las razones por las que se sabe tan poco del océano profundo es que es muy difícil llegar a él. Los científicos y exploradores se enfrentan a desafíos vinculados a la robótica, generación de imágenes e ingeniería estructural. «Cuando se trata de explorar el océano profundo o de encontrar un avión perdido en él, el primer problema es la vastedad del mar. Es como una hormiga en un campo de futbol. Hay que pensar distinto cuando se trata de estar bajo el agua», apunta Jaffe.
«El océano profundo es la parte menos explorada del planeta», ha explicado Levin, quien también ha señalado que a diferencia de la Luna o las estrellas, la gente no puede ver el fondo del océano e imaginarse qué hay allí. «Está fuera del alcance de la vista. La gente no lo ve, así que no piensan en él», explica.
De ahí que Tanto Jaffe como Levin hayan defendido la importancia que tiene seguir explorando y entendiendo el océano profundo. «El conocer y cuidar del océano profundo es crítico para la salud del planeta y el bienestar de la humanidad», ha explicado Levin, mientras que para Jaffe es cuestión de «promover la innovación e impulsar a la siguiente generación de exploradores», algo vital de cara a la resolución de casos como el del avión malasio.
Fuente: ABC.es