Un robot humanoide con cabeza, manos, pies y zapatillas rojas embarcó ayer en un vuelo con destino a Alemania en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, convirtiéndose así en el primer robot viajando como pasajero de pago en una aerolínea.
El robot, llamado Athena, protagonizó una escena en la Terminal Internacional Tom Bradley mientras era empujado en una silla de ruedas hasta el mostrador de Lufthansa para recoger su billete para Fráncfort. El personal de televisión lo rodeaba, los flashes de las cámaras se disparaban y la gente apuntaba con las cámaras de sus teléfonos móviles gritando: «Es un robot»
Construido por la compañía de ingeniería y robótica de Salt Lake City Sarcos, Athena fue comprado por la alemana Sociedad Max Planck, que junto con los investigadores de la Universidad del Sur de California está intentando lograr que realice tareas demasiado peligrosas para los humanos, como la limpieza tras el desastre nuclear de Fukushima en Japón.
«No queremos que vayan ahí humanos y sacrifiquen su vidas», dijo el estudiante de doctorado de Max Planck Alexander Herzog, que estaba empujando a Athena por el aeropuerto. «Me gustaría que un robot logre la misma tarea, como abrir puertas y hacer la limpieza».