Tras un año desastroso, el fabricante estadounidense Boeing comienza a vislumbrar el fin de sus problemas. El más importante, aunque no el único, tiene que ver con el Boeing 737 MAX, el que prometía ser el súperventas de compañía se convirtió en una auténtica pesadilla dentro de la compañía con sede en Seattle.
Tras muchas horas de ingeniería y desarrollo por parte de Boeing, la compañía ha retomado esta noche los exámenes de certificación. Una prueba de fuego a la que se tiene que someter para recuperar la confianza de las autoridades aeronáuticas de todo el mundo y de las aerolíneas.
El primer accidente dio la voz de alarma por lo extraño del suceso y ya el segundo concluyó con dejar todos los aviones de este modelo en tierra a la espera de que se esclarecieran los hechos. Los meses transcurrieron entre informes e investigaciones hasta que se detectaron fallos graves en el software MCAS.
El MCAS, que prometía ser uno de los puntos a favor del Boeing 737 MAX, supuso una desventaja tan grande que ha arrastrado a toda la compañía a números rojos. Un modelo que irremediablemente ya tiene de que hablar entre el público y del que las aerolíneas han ido cancelando pedidos.
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Articulo: Izan González