Si acudimos a Google Maps y realizamos un viaje por las azoteas que conforman el skyline de Nueva York, en la 77 de Water Street encontramos algo inusual. Si nos acercamos con el zoom podemos divisar lo que parece una avioneta. Se trata de un avión de combate de la Primera Guerra Mundial. ¿Qué demonios hace ahí?
No es el único secreto que guarda este edificio del distrito financiero. De hecho, acercarse a esta estructura rodeada de enormes rascacielos guarda muchas más sorpresas y elementos inusuales. Por ejemplo, una tienda de caramelos del siglo XIX.
Es posible que muchos de los ejecutivos de Manhattan que podían ver el avión desde sus despachos soñarán con historias fascinantes sobre la vida que tuvo la nave y cómo llegó hasta ahí.
Sin embargo, el avión jamás sirvió para la guerra. En realidad se trata de una réplica inspirada en el británico de 1916, el Sopwith Camel. Tampoco llegó a la azotea por medio de un dramático aterrizaje, lo hizo a través de una grúa en el año 1969, un año antes de que la torre fuera inaugurada oficialmente para los negocios.
En cuanto a la tienda de caramelos que se encuentra en el vestíbulo, también es una réplica inspirada en las tiendas de finales de 1890 y 1900, aunque en este caso sí está en funcionamiento.
¿La razón de estas curiosas réplicas? Al parecer, el presidente de la compañía que construyó el edificio, Robert Kaufman, concibió el avión en el techo como una idea genial que alegraría la vista al resto de trabajadores que se encontraban en los rascacielos colindantes.
La tienda de dulces fue incorporada al lobby como parte del objetivo de Kaufman por “humanizar” su edificio. Según el propio Kaufman: “Nuestra torre es atractiva, emocionante, cálida y amistosa. Hace que la gente olvide que están en un edificio de oficinas”.
Por cierto, no es el único “toque” lúdico del edificio. Si uno se da una vueltapor todo el lobby, se puede encontrar “delfines” en el empedrado o teléfonos retrofuturistas de una película de espías de los 70. El mismo Kaufman lo tenía como lema, “uno no puede vivir sin un toque de fantasía”. [ScoutingNY, Gothamist]
Fuente: Gizmodo