A veces, al subir a bordo de una aeronave, hay personas que se hacen preguntas concretas. Los primeros lugares de la lista los ocupan aquellas relacionadas con la posibilidad de que el avión se “caiga” y uno de los miedos más recurrentes es la parada de un motor en vuelo.
Si nos centramos en un tipo de avión medio, ese que vuelan la mayoría de compañías con las que solemos viajar a día de hoy en Europa, podemos pensar en un Boeing 737 o un Airbus 320. Estos aviones tienen en común, entre otras cosas, que son bimotores. Es decir, son aviones cuya fuerza motriz proviene de dos motores, uno a cada lado del fuselaje (la “cabina de pasajeros”). En condiciones normales, se utilizan ambos motores para volar pero, ¿qué ocurre si uno de ellos fallase en vuelo, se incendiase o aspirase un pájaro y quedara inutilizado? ¿Corremos peligro?
En condiciones estándar y con las exigencias actuales, la certificación de seguridad de los aviones obliga a que las aeronaves bimotor tengan capacidad sobrada para continuar la marcha normal del vuelo con un solo motor. Es cierto que la performance del avión sufrirá una considerable variación al pasar a condiciones de vuelo con un solo motor. Demandará más potencia y, por tanto, aumentará el consumo del que nos quede activo. En lo que respecta al empuje, el aparato entrará en lo que se conoce como vuelo con empuje asimétrico. Para entender qué es esto no necesitamos más que imaginar un coche en movimiento. Supongamos que se bloquean todas las ruedas del lado derecho, que dejan de rodar. Las ruedas del lado izquierdo —que siguen funcionando— harían avanzar al coche, pero también lo harían girar al estar “empujando” al coche por sólo uno de sus lados.
En aviones de cuatro motores el efecto es muy parecido. La gran variación puede aparecer en aviones de un solo motor (monomotores).
El empuje asimétrico debe ser compensado por el piloto para poder mantener un vuelo recto y nivelado (sin desviación de rumbo ni de altitud). Esto se consigue normalmente mediante el timón vertical —también llamado “de dirección”— del avión y que se halla justo en la cola, en lo que llamamos empenaje. Con ciertos ajustes sobre dicho mando del avión, éste rotará sobre su eje vertical en dirección hacia el motor activo, entrando así en vuelo asimétrico y compensando el exceso de empuje lateral. Esto provocará que para mantener el rumbo, el avión avance tímidamente “de lado”, manteniendo su rumbo y altitud. Sin embargo, la forma de volar varía considerablemente y el aterrizaje demandará mayor pericia de los pilotos para poder efectuarlo con seguridad.
Fuente: Que aprendemos hoy