Un minuto después de su contacto rutinario con los controladores, el Airbus 320 de Germanwings comenzó un brusco descenso que terminó en ocho minutos con el aparato pulverizado en los Alpes franceses. Se da por muertos a los 144 pasajeros y seis tripulantes.
Por el momento no se conoce qué pudo causar la tragedia y la principal incógnita es por qué los pilotos no respondieron a los controladores ni enviaron una señal de alerta.
Los expertos señalan que el avión impactó contra el suelo a gran velocidad, lo que sugiere que no explotó en vuelo.
De hecho, el que los restos esparcidos en la zona del accidente no sean mayores que el tamaño de un auto, según relatan quienes han accedido al área y que las cajas negras fueron encontradas completamente deformadas dan una idea de la velocidad a la que se produjo el impacto.
En un principio se dijo que sí había emitido una señal de auxilio a las 9:47 GMT, las autoridades alemanas confirmaron que la lanzaron los controladores cuando perdieron contacto con el aparato.
La mayoría de las víctimas eran alemanes y españoles, aunque también murieron ciudadanos de Argentina, Australia, Colombia, Dinamarca, Estados Unidos, Irán, Israel, Japón, México, Países Bajos, Reino Unido y Venezuela.
Primeros inidicios
Los investigadores lograron extraer «información utilizable» de una de las dos cajas negras del avión, la que graba las voces de la cabina de pilotos.
Sin embargo, los investigadores aclararon que esta información por el momento no aportó claves para explicar por qué ocurrió el siniestro.
El director de la agencia de investigación aérea francesa (BEA, por sus siglas en francés), Remi Jouty, admitió que por el momento «no tiene ni la más mínima explicación» de lo que ocurrió.
No hubo sobrevivientes entre las 150 personas a bordo.
Jouty dijo que por ahora no hallaron la segunda caja negra del avión, que graba los datos de vuelo. No obstante, el presidente de Francia, François Hollande, explicó que fue hallada la carcasa de esa segunda.
El presidente aseguró que se sabrá toda la verdad de lo ocurrido y agregó que los investigadores podrían tener «los primeros indicios» sobre lo ocurrido en días, pero que el análisis completo podría tardar semanas o incluso meses.
«Tenemos que entender qué ocurrió, se lo debemos a las familias y a los países involucrados en este drama», afirmó, tras sobrevolar el área del choque junto con la canciller alemana, Angela Merkel, y luego de reunirse con el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy.
El misterio
Jouty confirmó que la última comunicación del avión fue un intercambio de rutina entre los pilotos y las autoridades que controlan el tráfico aéreo.
La aeronave confirmó las instrucciones para continuar en la ruta de vuelo planeada, pero un minuto después comenzó a descender de manera inesperada.
El contacto se perdió cuando el avión bajó de los 2.075 metros de altura, según informó el servicio Flightradar24, que registra el tráfico aéreo en todo el mundo.
Según Jouty, es prematuro tratar de interpretar por qué el avión empezó a descender y por qué no respondió a los llamados de los controladores aéreos.
Sin embargo, el experto dijo que debido a que los restos del avión no cayeron en una zona muy amplia, sí se puede asumir que estaba intacto cuando chocó y no explotó en el aire.
Gilbert Sauvan, un funcionario local francés, estimó que los escombros del avión están esparcidos a lo largo de unos 100 a 200 metros y que la mayoría fueron «pulverizados».
Sauvan dijo que los restos más grandes son del tamaño de un auto pequeño.
Mientras los equipos de rescate trabajan, las autoridades de Seyne-les-Alpes improvisaron una morgue temporal en un salón de deportes.
Sin embargo, el enviado especial de la BBC James Reynolds informó que las familias de las víctimas tendrán que esperar semanas antes de que se logre identificar a todos los fallecidos.
El operativo
Las autoridades europeas lanzaron un operativo el martes para recuperar los restos del avión siniestrado.
La zona del accidente está en un lugar remoto, un valle montañoso cercano al pueblo de Seyne-les-Alpes.
Se trata de un área muy accidentada, cercana a cumbres cubiertas por nieve, a unos 2.000 metros de altura, y al que no se puede acceder por carretera.
A pesar de que cuando ocurrió el siniestro no hacía mal tiempo, en las horas que siguieron se desató una tormenta de nieve y lluvia, lo que está dificultando la tarea de los investigadores.
Si bien las autoridades francesas no han descartado ninguna hipótesis sobre lo que ocurrió, consideran «improbable» que hubiera habido un atacante en la cabina o que el avión hubiera sido blanco de un atentado terrorista.
Así lo señaló el ministro de Transporte, Alain Vidalies, quien dijo a la radio Europe 1 que por el momento los investigadores se concentran en analizar las grabaciones de la cabina.
Los investigadores usan helicópteros para acceder a la zona del siniestro en una remota zona montañosa de los Alpes.
El experto en Transporte de la BBC, Richard Westcott, dijo que la pregunta clave es saber si los pilotos hablaban durante esos últimos ocho minutos, cuando el avión caía.
«Si estaban en silencio los investigadores sabrán que habían perdido la conciencia, lo que sugiere que hubo una descompresión masiva a bordo», afirmó.
Westcott explicó que una descompresión ocurre cuando hay un agujero en el fuselaje que saca todo el oxígeno de golpe.
El experto señaló que esa ocurrencia no es necesariamente fatal, ya que los pilotos están entrenados para ponerse las máscaras de oxígeno rápidamente.
Sin embargo, si no llegaron a hacerlo antes de perder la conciencia, «eso explicaría por qué no hubo llamados de auxilio ni un intento de llevar el avión hasta la pista más cercana», afirmó.
Fuente: BBC