Desde que comenzara el año, casi no han habido días en los que no hayamos escuchado hablar del Coronavirus o Covid-19. Este virus tiene su epicentro en la ciudad china de Wuhan, aunque ya prácticamente se ha extendido a todo el mundo.
Casi desde el primer momento en el que se emitió la alerta sanitaria, las aerolíneas de fuera de China dejaron de volar al gigante asiático por seguridad, debido a la exposición que sufrían sus tripulaciones a este desconocido patógeno. Además, el gobierno chino decretó el estado de emergencia, prohibiendo salir a la población de sus casas, situación que lleva extendiéndose casi un mes. Si bien la cuarentena se centra sobre todo en la provincia de Hubei, donde se encuentra la ciudad de Wuhan, ha afectado seriamente al resto del país donde la producción está prácticamente parada y todos los sectores de la economía se han visto afectados en mayor o menor medida por esta crisis.
Uno de los sectores más afectados es el de la aviación, porque además de las aerolíneas extranjeras, las aerolíneas nacionales chinas no están realizando prácticamente ningún vuelo. Tanto es así, que la actividad aérea en China se ha reducido entre un 90% y un 93%. Los pocos vuelos que salen son vuelos de carga para intentar suministrar los materiales necesarios a las zonas más afectadas. En cuanto a los aviones de pasajeros, la práctica totalidad de ellos se encuentran aparcados en los aeropuertos chinos y los pocos que salen son aviones chárter fletados por el gobierno para el traslado de funcionarios.
A los pilotos extranjeros que estaban trabajando en China, sus aerolíneas les han ofrecido la posibilidad de abandonar el país y la aerolínea sin ningún tipo de penalización, dejando en suspenso su puesto de trabajo hasta que la situación mejore.
Con cada día que pasa, el número de afectados por este virus aumenta considerablemente, por lo que no parece que la situación vaya a mejorar a corto o medio plaza, por lo que se augura que la situación en el sector aéreo va a empeorar considerablemente y muchas aerolíneas y fabricantes ya están pensando en despidos para intentar minimizar los daños económicos.
Articulo: RAÚL VIOREL MOGA