Tegel se construyó en 90 días en 1948 para facilitar el transporte aéreo de Berlín. Su terminal hexagonal de concreto se inauguró en 1974. La forma le da a Tegel lo que sus defensores consideran su principal ventaja: sus puertas permiten un rápido acceso de entrada y salida. No hay largas caminatas por el aeropuerto.
Probablemente sea injusto esperar que Tegel se actualice. Desde hace años debería estar cerrado, solo a la espera de la apertura del aeropuerto de Brandenburgo de Berlín. Ese es el nuevo aeropuerto que ha hecho más daño la reputación de eficiencia y competencia de Alemania de la posguerra que cualquier otra cosa. Se encuentra con casi una década de retraso y muy por encima del presupuesto.
Se supone que Berlín Brandenburgo abrirá sus puertas en octubre de 2020, y Tegel se convertirá en un parque científico de alta tecnología y un barrio residencial. Pero hay voces que piden que se salve el antiguo aeropuerto. Los berlineses votaron con 56 por ciento a favor de que Tegel permanezca abierto en un referéndum no vinculante en 2017. Ellos y muchos lectores del FT adoran el lugar, por razones que en gran medida muchos otros no comprenden.