Las grandes heroínas desconocidas de la IIGM: Las Avispas

Ahora, en 2020, es habitual ver a mujeres ocupando cargos en prácticamente todas las profesiones de la sociedad, en puestos que van desde el más bajo al más alto si bien aún no está reconocida su labor como se debe. Imaginad ahora, a un grupo de mujeres intentando abrirse paso en un mundo de hombres hace 80 años. Pues ese mal escenario, esas condiciones indignas, es la historia de unas valientes heroínas que lo dieron todo por su país: Las Avispas.
Las Women Airforce Service Pilots o WASP (avispas) fué un grupo de aviadoras que realizaron una labor fundamental en la IIGM, si bien nunca llegon a entrar en combate y la mayoría de su trabajo se desarrolló dentro del área continental de los Estados Unidos. Aquí va su historia:
A principios de la década de los 40 y, tras la declaración de guerra de los Estados Unidos contra Japón, todos los hombres capaces fueron llamados a prestar servicio en los diferentes ejércitos del país. Por tanto y, con los hombres ocupados, las mujeres fueron relegadas a labores fundamentales pero no lo suficientemente reconocidas.
A principios de 1941, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, reclutó a mujeres para trabajar en las fábricas sustiuyendo a los hombres que habían ido a la guerra. Ellas eran las encargadas de la fabricación de todo el material necesario para partiripar en una guerra, desde el objeto más insignificante hasta grandes aviones y portaaviones. No obstante, centrándonos en el tema de los aviones, había un problema de logística bastante importante: la mayoría de las fábricas de aviones se encontraban en la zona oeste de los Estados Unidos (Los Ángeles y Seattle) y había que llevar esas aeronaves hasta la costa este para que fueran trasferidos a Europa o a las islas Hawaianas para que partieran hacia China y las islas del Pacífico que estaban bajo control estadounidense. Los hombres eran considerados demasiado valiosos para realizar las tareas de transporte en territorio propio, por lo que se les dejó en el frente.
Creación:
El equipo de las Avispas se creó gracias a la carta que le escribió Jackie Cochran, una de las más brillantes aviadoras de todos los tiempos, a la primera dama de los Estados Unidos, Eleanor Roosevelt. En esa carta se apelaba a la tarea que podrían desempeñar las mujeres dentro de las fuerzas armadas, una institución que hasta el momento las había relegado a la labor de enfermería, en el 99% de los casos.
La base:
Las Avispas se establecieron en el aeropuerto de Avenger Field, en Texas. En este aeródromo se estableció un sistema de entrenamiento y un lugar donde realizar las primeras prácticas. Se completaron un total de 18 cursos, de los cuales 8 tuvieron lugar en 1943 y 10 en 1944.
Hangar original de las Avispas. Aeródromo de Avenger Field.
El aeropuerto de Los Ángeles, el que actualmente conocemos como LAX, se fundó en 1928 donde actualmente se encuentra la cabecera de la pista 25L. Por aquel entonces el aeropuerto no era lo que es ahora, simplemente constaba de una pista de tierra de unos 400 metros y un pequeño hangar conocido como el «Hangar 1» que sigue en pie hoy en día. En ese lugar las Avispas tenían establecida su segunda base. La mayoría de los aviones eran fabricados en la factoría de Long Beach y trasladados al aeropuerto de Los Ángeles donde eran recibidos por la Fuerza Área y despachados hacia sus destinos.
Hangar 1 en el aeropuerto de Los Ángeles

Reclutamiento y adiestramiento:
Con el fin de cubrir esa necesidad de transporte, se convocó una llamada a la que acudieron no menos de 25.000 mujeres. Poco más de 1.800 fueron seleccionadas para el adiestramiento que acabarían superando 1.074 valientes aviadoras. Este entrenamiento que era exactamente igual que el de los hombres, pues no se distinguía por sexos, tenía la dificultad añadida de la falta de medios. Las mujeres eran entrenadas en antiguas instalaciones militares ya obsoletas y con material heredado de los hombres, incluidos los uniformes y todos los equipos de trabajo. No obstante, había una importante diferencia: a los hombres se les adiestraba algo más de un año antes de ponerles a los mandos de un avión, sin embargo, las mujeres solo recibían una formación de 6 meses.
Tras el adiestramiento físico y teórico inicial, las Avispas pasaban a unos rudimentarios simuladores donde se les enseñaba a confiar en los instrumentos. Todo esto, teniendo en cuenta, que durante el adiestramiento teórico se les enseñaba los principios de vuelo, navegación, radiocomunicaciones, etc. Todo en un periodo muy reducido de solo 115 horas de vuelo y 180 horas de instrucción en tierra. Y aunque nunca entraron en combate, si que se les adiestraba para vuelos de combate, dado que los aviones iban armados siempre y nunca se sabía por donde podía aparecer un enemigo.
Una Avispa en uno de los simuladores en Avenger Field.

Su labor:
Por donde empezar…
Cuando las Avispas no tenían misiones de transporte de mercancías o de aviones, ayudaban en las fábricas locales de aviones (generalmente la de Long Beach) construyendo los aviones. Cuando había aviones disponibles, las aviadoras realizaban una multitud de tareas:
Alguno de los modelos con los que practicaban.
– Vuelos de carga: las Avispas llevaban aviones de carga, generalmente DC-3, con suministros hacia los puntos donde eran necesarios. Lo más normal es que estos aviones cruzaran el país hacia la costa este con suministros listos para embarcar hacia Europa en apoyo a los aliados. También transportaban carga hacia Alaska y, más raramente, a Hawai.
– Vuelos de prueba: los aviones tenían que llegar lo antes posible al frente, eso era fundamental. Por eso, muchas veces, no se podían probar una vez salían de la cadena de montaje. El primer vuelo de muchos aviones suponía llevarlos al aeropuerto de Los Ángeles para ser aceptados por las Fuerzas Aérea o directamente al este de los Estados Unidos (generalmente Nueva Jersey) para ser enviados a Europa. Si había cualquier problema con las aeronaves, ellas eran las que tenían que decirlo y hacer un informe para que esa unidad fuera reparada.
Florene Watson en un P-51 en Inglewood, California.
– Vuelos de entrega: era su labor principal. Tenían que llevar los aviones de A a B lo más rápido posible y volver a origen para volver a empezar. En este apartado cabe destacar que los hombres generalmente eran entrenados para volar un único modelo de avión mientras que, las Avispas, podían volar más de 50 aviones diferentes. Desde los T-6 Texan hasta los B-25, B-24 Liberator o el famoso P-51 y el gran B-29. ¡Las avispas llegaron a volar 78 modelos diferentes durante los años en los que prestaron servicio! Para ello visitaron 122 bases por todo Estados Unidos, entregando más de 12.500 aviones. Realizaron el 80% de los vuelos ferry de la Segunda Guerra Mundial.
– Blancos de tiro: si, tal cual suena. Generalmente las Avispas volaban un B-25 al que se le ataba una gran pancarta para que los equipos de tierra, generalmente la infantería, pudieran practicar el tiro a los aviones enemigos mientras estos volaban con la artillería antiaérea. Suena a locura hoy en día, pero por aquel entonces los simuladores no eran lo que son hoy en día y esta era la única manera de practicar puntería.
El reconocimiento:
Ninguno, básicamente ninguno. Las Avispas eran civiles y no militares, por lo que no tenían el rango de los hombres y el reconocimiento que estos sí tenían en la prensa y por parte del gobierno. Su labor, era prácticamente invisible pero fundamental. Tal era la indiferencia de las autoridades de la época, que el Ejército de los Estados Unidos no cubría sus gastos médicos ni los costes del funeral, el sueldo de las Avispas era la mitad que el de los hombres de la misma antigüedad (recordemos que las Avispas no tenían rango militar). Ellas tenían que pagarse el uniforme de la graduación y no recibían equipamiento nuevo a la hora de volar, heredaban los monos y la ropa de los hombres.
Los esfuerzos por conseguir el reconocimiento que merecían comenzaron en 1964, pero no fué hasta 1977 que se publicaron los documentos archivados de esta unidad, reconociendo por primera vez la gran labor que realizaron durante la Segunda Guerra Mundial y que hasta ese momento habían pasado completamente desapercibidas.
El 1 de julio de 2009, el Presidente Barack Obama concedía a las Avispas la Medalla de Oro del Congreso de los Estados Unidos en reconocimiento de su labor.
Medalla de oro del Congreso de los Estados Unidos para las Avispas
Cifras clave:
Más de 25.000 mujeres se presentaron al puesto y sólo 1.074 superaron el curso con éxito. Desgraciadamente, 38 aviadoras perdieron la vida y todas fueron encontradas excepto una: Gertrude Tommy Tompkins desapareció con su P-51 en 1944 y jamás fué encontrada.
Más de 12.500 aviones de 78 modelos diferentes fueron entregados y volaron a 122 bases de todo Estados Unidos, volando un total de más de 60 millones de millas náuticas o 111 millones de kilómetros.
Y el dato más clave de todos: fueron las primeras mujeres aviadoras en las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos, abriendo un duro camino para todas las que vinieron después y que dejaron huella por su gran desempeño profesional y humano.
Por ellas y por todas, vaya este pequeño reconocimiento:
«WE LIVE IN THE WIND AND THE SAND AND OUR EYES ARE ON THE STARS»
 
Lema de las Avispas.